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Mazda avanza hacia la electrificación sin dejar atrás los motores a combustión

Mazda avanza hacia la electrificación sin dejar atrás los motores a combustión

Mazda ha definido una ruta clara hacia la movilidad sostenible, pero sin romper del todo con su legado de motores a combustión. A diferencia de otras marcas que apuestan exclusivamente por los autos eléctricos, la firma japonesa ha optado por una electrificación progresiva, combinando innovación, eficiencia y autonomía tecnológica.

La estrategia de Mazda incluye un plan de lanzamientos muy bien estructurado que contempla nuevos modelos híbridos y eléctricos desarrollados con tecnología propia. Actualmente, en Chile, ya se comercializan dos SUV electrificados: el CX-60, disponible en versiones Mild Hybrid e Híbrido enchufable, y el CX-90, también con motorizaciones Mild Hybrid. Estos modelos marcan el inicio de una nueva era para la marca, en la que se combinan rendimiento, eficiencia y respeto por el medio ambiente.

De cara al futuro, Mazda tiene previsto el debut de su nuevo motor SKYACTIV-Z en 2027, un bloque de gasolina de 2.5 litros que cumplirá con la exigente norma de emisiones Euro 7. Esta apuesta demuestra que la firma no abandona la combustión interna, sino que la transforma, haciendo uso de tecnologías que reduzcan significativamente su impacto ambiental.

En paralelo, y como resultado de su alianza con la china Changan, Mazda incorporará al mercado los modelos 6e y CX-6e, un sedán y un SUV 100% eléctricos que deberían llegar a Latinoamérica en el mediano plazo. Además, para ese mismo año (2027), se espera la presentación de un modelo completamente eléctrico desarrollado sobre una nueva plataforma propia. Este modelo sería un crossover basado en el concepto Arata, una muestra del diseño y visión futurista de la marca.

Respecto al resto del catálogo, se anticipa el recambio del popular CX-30 en 2028, mientras que el actual Mazda 3 seguiría vigente hasta 2032, año en que se lanzaría su nueva generación.

Con esta estrategia, Mazda demuestra que es posible avanzar hacia la electrificación sin dejar de lado la identidad mecánica que ha forjado durante décadas. Un equilibrio entre lo nuevo y lo probado, ideal para enfrentar los desafíos de la movilidad actual.